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Diario de Nicolás de Federmann.

RUTA DE FEDERMANN SEGUIDA CON MAPAS SATÉLITE DE GOOGLE EARTH

Las distancias que nos deja Federmann son leguas de las llamadas de posta, equivalen a 4 kilómetros cada legua y fueron las usadas en esta parte de América, en ese siglo y siguiente.


Las llamadas leguas de posta son iguales a las de "cordel", "general", o "corriente", con vara de 80 centímetros, medida que aún se mantiene en Colombia y no con los 83.6 que ordenaba la Castellana, leguas y millas nos las deja aclaradas don Joseph Sáenz de Escobar en el año de 1706

....Milla es la distancia de ocho estados, que hacen mil seiscientas sesenta y seis varas y dos tercias. Legua es la distancia de tres millas, que hacen cinco mil varas, que esta es la que llaman legua de cordel, pero la legua que se considera para medir jurisdicciones es mayor, por tener cuatro millas.....

... Sobre la diferencia de las leguas comunes y vulgares y las que llaman legales, escribe nuestro Bobadilla y según la ley real que cita, es necesario saber cuáles se digan leguas comunes vulgares y cuáles legales, puesto que los pleitos en que se ofrece punto de leguas manda la ley se determine por lo que son leguas vulgares comunes y no por las legales. Bobadilla dice que en las vulgares comunes hay variedad en las provincias, y en las Indias dicen leguas de vaquero, que pueden correr por de cuatro millas; las legales me parece son las de tres mil pasos; leguas de cordel (o de cinco mil varas) pues hay Leyes de Partida que así las señalan, cotejadas con muchos textos canónicos y civiles.

Los sencillos instrumentos de esos tiempos, brújula, cuadrantes, y astrolabios, que se fabricaba para hacer su oficio el cosmógrafo de cada expedición eran y siguen siendo muy precisos. Lo que tengo entendido es que para sacar las cuentas de las leguas recorridas, se partía de 0 que era la línea del Ecuador( o cualquier otro punto de referencia como Quito para dar un ejemplo) y por cada grado de diferencia se habían caminado 20 leguas.

El escrito de Federmann señala la distancia en millas, y es natural pues era Alemán, pero los instrumentos y cosmógrafos eran españoles. Con las dos imágenes siguientes tenemos la certeza de que debemos aplicar a todo su relato esta conversión de 4 kilómetros por cada"milla",que nos deja escrita Federmann:

..."Desde allí continué mi viaje hacia Santo Domingo, a 1300 millas de distancia de la isla La gomera".  

Más adelante dice Federmann en su diario:

...."Llegué por fin a esta isla, que se llama Ínsula Española mientras su ciudad, Santo Domingo, .... Y aunque esta isla, que mide en su contorno 500 millas, hay muchos pueblos...

santo domingo
santo domingo

Pocos escritos tienen tanta facilidad para establecer la unidad de medición que Nicolás de Federmán tomó y tradujo al Alemán del cuaderno oficial destinado a la Corona Española y que estaba en español. Estas cifras y todos los expedicionarios y responsables de las cuentas eran de esa nacionalidad. Dice la introducción y dedicatoria de su libro publicado en el año 1555:

......Y así hizo dos viajes a las indias, a través del mar, y tradujo y transcribió al alemán un librito en donde el notario que lo acompañó por orden de las Cesáreas Majestades anotó día por día lo que a él y a sus compañeros les sucedió durante su primer viaje, así como lo vieron y conocieron, y que es divertida y amena lectura.......

Las primeras cifras son muy fáciles de seguir, ejemplo: las 300 de España a Lanzarote, de Santo Domingo 150 en línea recta a la costa de Venezuela y la de Aruba a la costa con "siete millas", las 26 que quedó retirado de Coro, las 6 al primer villorrio, las 25 del puerto de Acua a santo Domingo, las 50 de la isla Sanoa a Puerto Rico, con cifras que dan los cuatro kilómetros "milla" sin fallar , y es el equivalente a una legua de posta española, con lo que tenemos establecida la unidad de medición para todo el cuaderno.

Esta es la primera búsqueda del Dorado por tierra ya que en el mismo año Ordaz la emprende por el río Orinoco, es indudable el motivo de Federmann para hacer esta expedición pues repite la ruta en su siguiente viaje como verán al final de este artículo.

Federmann buscaba el Dorado del río Meta, o oro de Parahua o Paragua, este conquistador fue confundido por la radical tupí PARA, que traduce agua grande o gran masa de agua y fue usada por nuestras tribus para llamar al mar (y también Al Orinoco, ver artículo Incas en Colombia del menú: Paititi Dorado).

En un principio Federmann interpreta esta radical como mar o Mar del Sur, y posteriormente laguna grande llegando muy cerca de lograr su meta.

Federmann reconoce y rectifica su error en este diario, quedando la palabra laguna como referencia a los siguientes expedicionarios para la tierra de oro que quiso encontrar. Esta confusión la tuvieron la gran mayoría de Cronistas de Indias como se aclara en el artículo recomendado.

Ilustrar a ustedes la ruta de Federmann y la localización que hago de estos pequeños seres encontrados en el año de 1530 fue posible gracias a que existe Tageo, puede este Link servir a ustedes para seguir, confirmar, desvirtuar, o perfeccionar esta ruta,

En este diario la palabra montaña equivale al significado actual de la misma, es posible que en la traducción del Alemán al español se haya corregido por los traductores esta anomalía presentada en la mayoría de las crónicas donde esta palabra significa selva y la encontramos en casi todo lo escrito en esos primeros siglos, en romance o castellano antiguo.

EL ESCRITO DE FEDERMAN

(de la página 38 a la 43)............COMIENZO EL VIAJE DE NICOLAUS FEDERMAN DESDE CORO HACIA TIERRA ADENTRO, Y ORDEN Y ORGANIZACION QUE DIO EN TAL VIAJE A SUS GENTES.

.........Al encontrarme en la ciudad de Coro con demasiada gente innecesaria e inactiva, determiné emprender un viaje tierra adentro, hacia mediodía o Mar del Sur, con la esperanza de hacer allí alguna cosa de provecho. Preparé todo lo necesario para tal viaje y el 12 de septiembre del año treinta partí con ciento diez españoles a pie y dieciséis a caballo, con un centenar de indios naturales del país, pertenecientes a la nación de los Caquesios, que llevaban víveres y otras cosas necesarias para seguridad y abastecimiento. El mismo día viajamos tres millas desde la ciudad de Coro, y me detuve allí el segundo y el tercer día acampando en una llanura, a fin de poner en orden mis gentes, cosa necesaria para un viaje tranquilo y seguro, y también para nombrar capitanes y demás oficiales necesarios; Pues al día siguiente llegábamos a un país de enemigos. Perteneciente a una nación llamada de los Xideharas.....

Las actuales carreteras en toda América no difieren demasiado de las primitivas rutas de comunicación e intercambio entre los pueblos precolombinos,

Comencemos su ruta desde que sale de Coro y encuentra los Ayamanes, ilustrándola con Google Earth desde las primeras 3 millas o leguas recorridas que son estos doce kilómetros, muy cerca de ese gran lago que debía de ser en época precolombina un gran recurso de agua y pesca, para tener en cuenta.

federman_3millas
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Sigue Federmann:

....Cuando llegamos y entramos en el primer pueblo de esta nación que ya tenían conocimiento de nuestra llegada, puesto que había avisado con anterioridad y mediante un intérprete llamado Cara Vanicero y algunos indios amigos, mi llegada para visitarlo y entablar amistad con ellos, encontramos al cacique o señor del pueblo con todos sus habitantes y súbditos en sus casas y en tranquila posesión y con la comida y bebida necesarias con arreglo a sus costumbres, y con algunas cositas de oro que nos regalaron, recibiéndonos muy bien. Esta nación no posee sin embargo mucho oro, ni hay minas en las tierras que ocupan.. y todas comen carne humana... de un pueblo a otro. Fui bien recibido por ellos más por miedo que por buena voluntad, y aunque me dieron vituallas y algo de oro fue porque tuvieron que hacerlo...

Así atravesé esta nación llamada de los Xideharas, que ocupan una áspera y alta montaña de unas treinta millas de extensión, durante este viaje de estas treinta millas no se me ocurrió nada digno de escribir, por lo cual no me parece necesario describir el viaje....

La ruta necesariamente ha seguido el curso del río de Coro; hacia el sur Dice Federmann: "Así atravesé esta nación llamada de los Xideharas que ocupa una áspera y alta montaña de unas treinta millas de extensión", 30 millas= (120 kilómetros) hasta encontrar los Ayamanes, y nos dan con Google un aproximado al actual Urucure como última población Xideharas, ya sea que llegara o no a Churuguara, lugar reconocido por todos los historiadores como de arribo de esa expedición.

Esta ruta que estoy insinuando, la considero viable dada la relación muy precisa que hace Federmann del desvío del camino sur traído, para conocer los seres pequeños, ese desvío solo puede ser al Oeste pues dice claramente que las montañas son ásperas y altas, este camino apenas es un bosquejo sobre los mapas, pues desconozco en su totalidad la topografía del país, solo me guía la imagen satélite.

Pedro Manuel Arcaya establece en los principios del siglo XX una ruta para Federmann por Duaca, que pueden localizar en la siguiente imagen siguiendo la carretera desde Churuguara hasta arriba de la firma de Google y siguiendo ruta hasta Barquisimeto, esta ruta hubiera sido la más clara y rápida para bajar al Llano de acuerdo a la topografía que vemos, pero se desvía.

posteriores investigadores presentan esta variante y es la que más se acerca a lo que podemos hoy interpretar con las imágenes satélite y las distancias consignadas en este diario:

De la Web: laraenred.com/turbio.doc

.............Este camino, trazado sobre las numerosas veredas que los indios de diferentes etnias utilizaban para el desplazamiento en cada uno de los territorios, lo anduvo por primera vez, Nicolás de Federmann, oficial alemán, de la Casa de los Welser, quien salió de Coro el 12 de octubre de 1530 con 110 españoles a pie, 16 a caballo y 100 "naturales caquetíos", atravesó la sierra de San Luis, pasó por donde actualmente se encuentra Churuguara, llegó al río Tocuyo, cerca de Siquisique, intentó subir las impenetrables serranías de Parupano pero desistió y tomando el curso del río Tocuyo, que corre por las sabanas de Carora, avanzó durante cuatro días hasta Arenales o Atarigua donde lo abandona y llega a Cuara (Coary) a tres millas apenas del Valle de Barquisimeto.....

federman_ayamanes1
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Sigue el diario de Federmann:

....Habiendo llegado el veintitrés de septiembre del año treinta, al último pueblo o aldea de la nación Xideharas, llamada Hittoua. Fui advertido por los habitantes o naturales, de cómo, a dos días de camino, había otra nación, llamada Ayamanes, que era su enemiga, por lo cual durante estos dos días el camino estaría desierto. llevé cerca de ciento cincuenta indios o indígenas del pueblo o aldea Hittoua para que nos abrieran camino o paso, y para que ayudaran a los indios que empleábamos para llevar carga y aprovisionamiento, y sobre todo agua, cuya falta en el camino nos había sido anunciada...

federman_urucure_siquisique
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Estando en Urucure las imágenes satélite nos ayudan a encontrar el lugar con: "Dos días sin agua en el camino", se lee esto en todas las crónicas cuando se transitaba por zonas desérticas, o el paso de las expediciones por la cuchilla de las montañas, lo que parece ser este caso y a demás muy lógico, no hay que olvidar que los ríos importantes eran la frontera de las distintas tribus en toda América, por lo tanto el Tocuyo tentativamente era la frontera Oeste de los Enanos puros de la "montaña", el interés de los Xideharas aparte de guiar a los conquistadores hacia sus enemigos sacándolos lo más pronto de su tierra, era ocultar al resto de su gente y los hicieron atravesar esas montañas, lo que no se podían permitir era llevarlos por su río aguas abajo, pues las grandes vegas que se ven en esa zona debían estar muy pobladas por su nación.

federman_tribus
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Sigue Federmann:

...Habiendo encontrado al amanecer del tercer día una aldea de seis a ocho casas, que es la primera de esta nación de Ayamanes, la asaltamos, por temor de que huyeran, como gente amedrentada...Por medio de un intérprete, natural de la nación Xideharas, a quien traje desde Hittoua, también les hice amonestar... les di también algunos presentes, azadones de hierro, y cuentas de vidrio, que entre nosotros tienen poco valor pero son muy estimadas por ellos , como cosas extrañas....dejé volver a sus casas a los ciento cincuenta indios que vinieron conmigo de Hittoua, salvo al intérprete, les di también presentes y les demostré mi agradecimiento por sus servicios. Lo hice todo al fin de que la nación de Ayamanes tuviese mejor ánimo y viese con que buena fe tratamos a nuestros amigos.

.. De este pueblo partí el veintisiete del mes de septiembre.. y a dos millas de distancia encontramos un pueblo o aldea donde, según nos comunicaron, vivía un rico cacique o señor de la tierra, a quien pensábamos asaltar y traerlo a nuestra amistad como lo hicimos con otros. Y aunque los indios del antedicho pueblo me rogaron que les enviase delante para anunciar al cacique o señor nuestra llegada, con el fin de que no se alarmase de nuestro desprevenido asalto, no lo quise consentir por temor a que, al saber y averiguar nuestra llegada, pudiese abandonar el pueblo, o causarnos daño en algún paso de la montaña...

federman_siquisique
federman_siquisique

Sigue Federmann:

(de la página 43 a la 54).. No encontramos allí ni un solo hombre, aunque supimos que habían estado la noche anterior, pues aún ardían los fogones encendidos... comprendí que habían sido prevenidos por los indios del villorrio donde pasamos la noche anterior. Con todo no quise infligirles ningún castigo, porque aún los necesitaba.... nos reunimos en junta para decidir el modo de lograr adueñarnos de los habitantes. De pronto, de una altura frente a nosotros, vimos y oímos un gran numero de indios que estimamos unos seiscientos, lanzando grandes gritos, soplando con los cuernos, como acostumbran a hacer en la guerra, y disparando flechas sobre nosotros durante un cuarto de hora más o menos. No pudimos hacerles daño enseguida porque dominaban la altura. tampoco quise permitir que se disparara contra ellos un solo tiro, mientras podíamos permanecer alejados de sus tiros, pues estaban lejos y desperdiciaban sus municiones y provisión de flechas, privándose de ellas sin necesidad, y con más provecho que daño para nosotros, ya que armamos con ellas a nuestros indios...

Envié, a un indio de los del caserío para que fuera a donde ellos estaban y les dijese que veníamos solamente con el fin de visitarlos y entablar amistad con ellos y no para apoderarnos de sus mujeres y niños.... Cuando vieron que el indio se dirigía hacia ellos dejaron de tirar, pero después de oírlo abandonaron la altura, lanzando penetrantes gritos, y pasaron al otro lado en compañía del indio que les envíe, De esta forma no vinieron ni los unos ni el otro.

Hice ocupar enseguida la altura con cerca de veinte hombres a pie, bien adiestrados y entendidos, para que los acechasen y examinaran la región, por ellos supe que habían visto cerca de treinta pueblos o aldeas situadas a nuestro alrededor, tres de las cuales habían sido incendiadas y ardían, incendio provocado por ellos mismos... Todo esto no me pareció buen augurio, porque al incendiar los tres pueblos demostraron que lo habían hecho debido a su desesperación o desconcierto y obstinación y suponiendo que serían asaltados por nosotros; y antes de permitir que gozáramos de sus provisiones y bienes, los quemaban para que no fueran aprovechados por ellos ni por nosotros....

... Envíe a tres indios que habían venido conmigo del villorrio, dándoles regalos destinados a los caciques de los pueblos circunvecinos para que buscasen a éstos, ya que eran fáciles de hallar aunque no estuvieran en sus aldeas, les ordené, como había hecho antes con el indio que ya he citado, que al encontrarles les notificasen que la causa de nuestra venida y les dijesen que si llegaban a donde yo estaba y nos trataban como amigos, les perdonaría lo pasado y les recibiría como tales y yo sería amigo suyo y les ayudaría a defenderse y salvarse de sus enemigos; pero que en caso contrario si rehusaban la amistad ofrecida, los perseguiría, desbarataría y quemaría sus tierras y campos, los aprisionaría a ellos, a sus mujeres y niños, los consideraría y trataría como esclavos o gente destinada a a la venta, y en todo me mostraría y viviría como declarado enemigo suyo.

LOS ENANITOS DE FEDERMANN

....Habiendo despachado a los indios susodichos, llegaron hacia las ocho de la mañana un cacique y sesenta hombres y mujeres sin armas, como acostumbraban cuando querían demostrar que eran amigos. Y aunque este cacique o señor no era de pequeña estatura como los enanos que, como se dirá después, encontramos, trajo algunos de éstos consigo, de los cuales había algunos que tenían cinco a seis palmos, a lo más de estatura. hice bautizar a este cacique o señor, junto con la gente que trajo, y hablarle de la fe cristiana lo que se puede suponer,...A este señor le di también algunas joyas de oro de las que acostumbran llevar y que me habían sido regaladas y también algunos cuchillos y tijeras, haciendo la paz con él y con toda su gente....

En los días siguientes que todavía estuve en el pueblo, vinieron muchos caciques o señores de muchos pueblos o aldeas, con los cuales procedí como con aquel susodicho cacique o señor, bautizándoles y amonestándoles, para ejemplo de todos. Y aunque todos pertenecían a la nación Ayamanes y enanos, con todo, encontré entre ellos algunos hombres y mujeres de mejor disposición y buena altura de cuerpo, Y habiéndoles preguntado la razón de esta diferencia y reparto, me contestaron y dijeron que años atrás, según recordaban sus mayores, sobrevino una gran y general mortalidad entre esta nación de Ayamanes, que por entonces habitaban la región sin mezclarse con otras naciones, con una enfermedad que se llamó Vioaroles, parecida a nuestra "Urschlecht", aunque en todas Indias nunca hasta entonces hubo peste; de aquella enfermedad murió tal cantidad de Ayamanes o enanos que ya no resultaban suficientes para defender sus tierras de los enemigos y se habían visto obligados a confederarse con algunos pueblos y con sus habitantes, sus enemigos los Xideharas, que habitaban más al norte, y casarse con ellos; por cuyo motivo en este lugar algunos eran de mejor disposición y tenían mayor estatura y el cuerpo más alto y grande. Me avisaron, empero, que a cuatro jornadas de aquel pueblo estaba el país habitado sólo por enanos y gente de baja estatura, y que no se había mezclado con ninguna otra nación.

Habiendo averiguado esto y otras cosas que necesitaba para proseguir mi viaje, me puse en camino hacia el territorio de los dichos enanos. Fui de un pueblo a otro, acompañado de muchos indios de este que nos servían para abrir camino y para otras necesidades, 
pues mediante ellos hice amigos a muchos pueblos y caciques o señores al atravesar sus tierras, y no tuve necesidad de emplear violencia con ellos; porque al ver que otros se habían sometido y que yo cumplía la palabra dada, todos se mostraban muy serviciales y me ofrecían lo que necesitaba.

...
El primero de octubre del año etc.; treinta llegué ya tarde al borde de un río llamado Tocuyo, que corre veloz por un valle, y es grande y profundo . Construimos una balsa con con las rodelas o escudos que llevaban los soldados para su defensa y protección y resguardo, y con algunos árboles que derribamos; sobre ésta pasamos nuestros equipajes y a los cristianos que no sabían nadar, tirando de ella con cuerdas de una orilla a otra, para que no se la llevase la rápida y fuerte corriente del agua. ....


Omito en esta parte una larga relación de la subida del río que casi los ahoga a todos, al territorio de Ayamanes la arqueología venezolana lo hace empezar arriba de Churuguara y terminar en Duaca, a pesar de lo establecido por Argaya y seguido por el resto de historiadores sobre lo ocupado por estos pueblos, lo desmiente la geografía que hoy podemos estudiar, todos, con esta extraordinaria tecnología y permite tomar distancias exactas, nos muestra que el territorio de los Ayamanes si se extendió a Quíbor donde se encuentran los restos de estos seres diminutos, ya sea que la ruta seguida sea la de Agua Grande, Duaca, Barquisimeto, la cordillera es la misma y quiere dejar esto muy presente esta web.

El motivo de llevar el puntero hacia ese río que desemboca en el Tucuyo ya que no tenemos referencia de tiempo ni distancia, se debe a que la gran mayoría de las tribus ribereñas se ubicaban en lo posible en la confluencia de los ríos, no solo para tener otras vías de comunicación, sino como estrategia de escape en caso de ataque y el pueblo al que llega Federmán lo da como lindero de los pequeños seres, también el punto concuerda con la referencia del diario, de recorrer cerca de una milla para llegar al píe de la montaña y darse cuenta que no la podía subir con los caballos.

federman_primerpueblo
federman_primerpueblo

Sigue Federmann:

Al día siguiente tres de octubre del año etc.; treinta emprendimos el viaje y llegamos a un pueblo o aldea. Fuimos bien recibidos por sus habitantes, que también pertenecían a la nación de los Ayamanes, pues ya había enviado delante a los indios de esta nación, amigos nuestros, que había llevado conmigo de las antedichas poblaciones. Allí encontré aprovisionamiento suficiente y buenos informes y permanecí todo el día de la mañana siguiente, en que a esto de las ocho, comencé mi viaje hacia la montaña de los Ayamanes El cacique o señor y los habitantes de este pueblo son enemigos de los enanos de la montaña; pues aquí comienza el territorio que habitan los enanos que, como he dicho, viven aislados sin mezclarse con otros pueblos y sin admitir entre ellos a ningún Xideharas; no se hallan en confederación o alianza aun con pueblos de su propia nación, también Ayamanes, que se hubieran mezclado con los comarcanos de la nación Xideharas mediante matrimonio.

El cordón montañoso que ven en la imagen es el mayor de esas zonas, con alturas según el programa de NASA, World Wind, cercanas a los 1000 metros, en su costado oriente se encuentran las poblaciones de Aguada Grande, Duaca, Bobare, que son las poblaciones establecidas por Arcaya como paso de Federmann.

federman_cordillera
federman_cordillera

Sigue Federmann:

...Habiendo recorrido cerca de una milla y llegado al pie de una áspera montaña donde difícil y peligroso llevar caballos, decidí desistir. vimos que la montaña seguía siendo muy abrupta y salvaje, y si ya entonces teníamos que abrirnos paso o camino, luego tendríamos que hacerlo cada media milla y nuestro viaje duraría demasiado. Además los enanos podrían darse cuenta de nuestra llegada y hostilizarnos desde las alturas o abandonar sus poblaciones, y así , al alcanzar sus pueblos, no los hubiéramos encontrado y nuestro viaje habría sido inútil; porque en la montaña podían fácilmente esconderse sin que pudiéramos llegar hasta ellos o, tal vez, sólo en los lugares en que esto pudiera ocurrir con más daño y peligro para nosotros que para ellos, Tampoco podíamos esperar ser recibidos por ellos como lo habíamos sido por los indios de esta misma nación que ya habíamos pasado, pues no nos conocían ni habían oído hablar de nosotros sino más bien como enemigos que habiendo gozado de un auxilio odioso y repugnante de otros indios, venían a hacerles daño. Además, yo había tomado este camino para ver esta nación, atraído por la fama de su curiosa pequeñez, que fue lo único que me había movido a hacer este viaje, nada útil para el propósito que teníamos, que era alcanzar el Mar del Sur o mediodía, y no era posible atravesar aquella montaña, sobre todo a causa de los caballos, que más nos hubieran estorbado que ayudado a conseguir una victoria sobre los enemigos.

Así envié a un capitán con cincuenta hombres a pie, bien pertrechados y con intérprete a esta nación, para que trajesen a los enanos con amor y amistad o por la fuerza, y me volví con el resto de mi gente, quedándome en el mismo pueblo de donde había salido, como he dicho arriba, aquel mismo día. Allí esperé a los enviados hasta el siguiente, que fue el
cinco de octubre.

Llegaron tarde por la noche y trajeron unas ciento cincuenta personas, hombres y mujeres, que habían capturado al asaltar un pueblo distante
cinco millas de donde estábamos, pues los habitantes se habían defendido, negándose a venir a visitarme voluntariamente. En la refriega murieron muchos, y también algunos cristianos resultaron heridos. Además cuando los cristianos emprendieron la vuelta ya con los prisioneros, les había seguido una gran multitud a fin de arrebatárselos, y desde las montañas y alturas que sabían ocupar como gente conocedora del terreno, hirieron y lastimaron a muchos cristianos, así como a los prisioneros que se hallaban repartidos entre ellos.

Los indios eran todos de pequeña estatura y, como ya me habían dicho, no se habían mezclado con otras naciones,
Los más altos eran de cinco palmos y algunos de cuatro, pero bien proporcionados de cuerpo con relación a su altura. No pudimos servirnos de esta gente debido a su pequeña talla, aunque los hubiéramos necesitado urgentemente, pues comenzaban a faltarnos cargadores para llevar los equipajes de los cristianos, porque los indios que yo había traído de Coro habían huido casi todos y vuelto a sus casas Les hice bautizar y decirles, como había hecho con otros, todo lo que favorece la paz. Les puse en buen camino y los confederé e hice amigos del cacique o señor del pueblo donde estábamos, de quien habían sido enemigos. Les dejé volver a casa a todos, exceptuando a diez personas que nos parecieron las principales, ordenándoles que alabaran ante su cacique o superior el buen tratamiento que les habíamos dado, le entregasen algunos presentes y regalos que les di y que le dijesen se presente en el pueblo Carohana, distante a tres leguas de allí, donde pensaba ir el mismo día y donde le esperaría hasta el día siguiente para concluir las paces. con esto siguieron su camino tranquilamente como prisioneros libertados, y yo seguí el mío.

En el pueblo o aldea Carohana encontré buen alojamiento y amistad, porque eran confederados, aliados y amigos del cacique o señor de la aldea de la cual salimos,. Estuvimos allí dos días,
hasta el siete de octubre, pues encontramos mucha y buena caza, especialmente de venados y dantas, de los que había gran abundancia.

federman_carohana
federman_carohana

Sigue Federmán:

A medio día llegaron dos caciques o señores de los enanos con muchas de sus gentes y con algunas armas, cosa que no suelen hacer si vienen como amigos o quieren manifestarse como tales. Como los habitantes del pueblo o aldea de Carohana que trabajaban en sus labranzas los vieron venir de lejos antes que nuestros centinelas, se produjo en el pueblo o aldea un tumulto y tropel, pues temían que vinieran como enemigos y los asaltaran. Les pregunté la causa del tumulto y me puse sobre las armas, por si tramaban algo contra nosotros; pero el cacique o señor del pueblo me hizo decir que sus enemigos venían contra ellos, por lo que rogaba les salvara y ayudara. Mas cuando los indios se acercaron al pueblo o aldea, los intérpretes me dijeron que se trataba de los caciques o señores del pueblo o aldea de donde procedía la gente que la víspera había hecho prisionero y después libertado.

Inmediatamente después de apercibirnos, levantaron sus arcos en una mano, lo cual entre ellos es señal de paz. Eran unos trescientos. Los hice y les reproché de haber venido con las armas en la mano, contra lo acostumbrado, agregando que si los intérpretes y sus propios connacionales, de los que, como he dicho antes, retuve diez personas, no me lo hubieran impedido, les hubiera atacado y dado muerte.

Excusaron se diciendo que habían venido armados a causa de sus enemigos, y que esto les era necesario para volver a casa. Me dieron algunos presentes y regalos de oro. El cacique o señor me presentó y
regaló también una enana de cuatro palmos de altura, de bella y buena proporción y figura, que dijo ser su mujer, pues esto es habitual entre ellos para confirmar la paz. La acepté a pesar de que se portaba mal y lloraba mucho, porque creía haber sido regalada a demonios, pues por éstos nos toman, y no por hombres, Llevé esta enana conmigo hasta Coro, donde quedó. pues no quise sacarla de su tierra, porque ella, como los demás indios, no viven mucho tiempo fuera de su patria y especialmente en tierras frías ....

Por esta nación viajé todavía unos cinco días, siendo bien recibido por los indios o naturales pues siempre enviaba de un pueblo a otro a los indios que había hecho amigos para que dieran aviso....

Así llegamos, el doce de octubre, al ultimo pueblo de la nación de los Ayamanes, donde comienza otra nación, la de los Coyones...

federman_5diasmas
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Contando un recorrido de solo 15 kilómetros día, si se pasa Quíbor, por lo tanto es territorio de Ayamanes y empieza La Nación de los Coyones, encontramos a pie de la página 133, esta nota del editor:

" Aunque la existencia de los "enanos" se considerara fruto de la fantasía del conquistador y, para probarlo, se aduce la falta de semejantes noticias en los Cronistas coloniales y en la relación del licenciado Tolosa, hemos encontrado un dato que confirma lo alegado por Federmann. Así, en la carta que los oficiales Reales de Coro escriben el 6 de octubre de 1533 (archivo General de Indias sec. Santo Domingo, leg 206), el contador Antonio de Naberos, acompañante de Federmann en su jornada y su enemigo personal, declara: "que a 4 o 5 del sur de Coro entraron en una sierra muy montuosa, y toda ella estaba poblada de una nación de indios llamados Caribes y Xideharas, y en cierta parte de ella hallamos unos enanos que no llegaban a la cintura de un hombre de mediana estatura". Dice que Federmann trajo "dos hembras de ellos, y son de otra nación que llaman Coyones...

Muy importante es este dato, es muy posible la existencia de enanitos dentro de las tribus de los Coyones, si fuera cierto lo que pretenden algunos estudios y es que estos Coyones eran de familia Tupi al igual que los Ayamanes.

Sigue Federmann:

(de la página 54 a la 59) Procedí con estos Coyones del mismo modo que había hecho con los otros, asalté un pueblo... aunque al principio se pusieron a la defensiva, se apaciguaron después, pues les hice decir y avisar por medio de los Ayamanes, los cuales tenía algunos conmigo, el objeto de nuestra llegada, Con esto se quedaron satisfechos, me dieron algunos presentes o regalos de oro y los víveres necesarios.....También hice volver a los Ayamanes que habían venido conmigo a los términos de su territorio, escoltados por algunos cristianos, ya que temían ser asaltados por sus enemigos.....

Cuando hube apaciguado este pueblo y a sus habitantes y pensaba que los presentes o regalos nos habían sido dados en prueba de amistad y que ellos, como lo hicieron otros pueblos cumplirían su palabra, el cacique, llegada la noche, se ausentó secretamente con toda su gente, hombres y mujeres, dejando su pueblo abandonado, y a nosotros solos, de lo que solamente nos apercibimos de madrugada. Pues cuando los indios se retiraron a las casas que más distaban de las nuestras, supusimos que hacían esto únicamente con el fin de alejar a sus mujeres y niños de nuestra conversación o presencia...

... Hacia las cinco, más o menos envíe cerca de cincuenta cristianos, entre los cuales iban cuatro a caballo, con algunos indios de nuestra tropa, que son muy buenos para las primeras embestidas en estos asaltos, acompañados de un intérprete de la nación de los Ayamanes que tenía conmigo y que conocía bien los usos de la tierra, ordenándoles asaltar de noche, tres horas antes del alba, cuando menos se espera a un enemigo y todos duermen, los pueblos que el intérprete nos señalo como próximos, y capturar a todos los que pudieren. Así sucedió....donde hicieron prisioneros a cerca de ochenta personas, hombres y mujeres, huyendo el resto.....Averigüe de los prisioneros acerca del lugar en donde se encontraba el cacique que había huido del pueblo, y envíe enseguida la misma noche a otros cincuenta hombres con algunos prisioneros a fin de que les enseñasen el camino, para que le asaltaran, atacándolos con grandes gritos, como si fueran muchos. Con esto se asustaron mucho, a pesar de lo cual se aprestaron a la defensa. Hirieron a siete cristianos y mataron a uno, a quien los otros cristianos enterraron en un lugar secreto a donde nadie llegaba, para que los indios no lo notaran ni se dieran cuenta de que no estábamos libres de la muerte, pues nos creen inmortales, De los indios murieron muchos y fueron capturados cuarenta y tres, entre ellos también el cacique.

A éste le hice encadenar a los otros que llevaba conmigo, como hombre que había faltado a su palabra. El resto de los prisioneros procedentes de ambos lugares los repartí entre mi gente para llevar la carga y equipaje, cosa que necesitábamos urgentemente, pues habían huido muchos de los indios traídos, y queríamos aliviar el trabajo y la carga de los que aún teníamos y que la habían llevado durante tanto tiempo, evitando que de acabasen del todo, con el fin de reservarlos para cualquier emergencia, pues nos servían para ofrecer resistencia a los enemigos en los pasos peligrosos, donde eran rápidos....también nos podían servir bien y con provecho y podíamos fiarnos de ellos, pues solo con nosotros y con nuestra tropa podían esperar volver a su patria.

Así viajamos para escribirlo brevemente cinco jornadas, sin poder hacer amigo a ningún pueblo,...encontrábamos en nuestro camino pueblos abandonados y vacíos. Pues el suceso se esparció por toda la nación...., así nadie vino ni pudimos ver a ninguno de los de esta nación. Únicamente dos veces, en dos pasos, donde no podíamos infligirles ningún mal o atacarlos, dispararon desde la altura sobre nosotros.....llegamos a los últimos pueblos de la antedicha nación, donde comienza otra llamada de los Zaguas....

(de la página 59 a la 64) ...Tuvimos que viajar hasta el cuarto día por un río que corre por un valle entre dos montañas, pues los Coyones no utilizan otro camino para llegar hasta esta nación...y aunque los indios hacen este camino en día y medio o dejan de andar por el agua, nosotros tardamos como queda dicho, hasta el cuarto día, pues era muy duro de avanzar con los caballos y equipaje.

Durante todo este tiempo no salíamos del agua salvo a mediodía y al anochecer, cuando encontrábamos en la rivera una pequeña sabana, donde nos deteníamos para comer o reposar por la noche ... Cuando al fin, dejando el camino por agua, alcanzamos el que iba por tierra, nos esperaban no pocas dificultades para atraer a los habitantes de la nación Sagua a nuestra amistad, pues no teníamos medios para conseguir la paz, ya que como he dicho, los indios que acabábamos de dejar atrás quedaron enemigos nuestros no confederados o aliados nuestros, en forma que no podíamos probar a los Zaguas la causa de nuestra llegada ni convencerlos de que no habíamos venido para ofenderlos. Solo nos ayudaba la circunstancia de que fueran enemigos de los dichos Coyones y no podían sentirse ofendidos por el daño y prisión que estos habían sufrido por parte nuestra...Cuando nos acercamos al primer pueblo de esta nación,....envíe buena parte de mi gente para atacarlos y para que me trajeran a los que pudieran capturar. Así sucedió, y a la mañana siguiente volvieron con unas cuantas personas.....

....Hubiera querido tener medios para apaciguarlos, pactar con ellos una alianza... para que no fueran enemigos nuestros, como ocurrió con los Coyones; pues además de ser motivo de preocupación tal enemistad es penosa e incomoda, tanto para obtención de víveres y otras provisiones como para el reconocimiento del país. Sin embargo para esto no disponía de intérpretes en quien confiar, pues los dos que tenía y conocían su lengua pertenecían a la nación de los Coyones, que como antes he descrito, llevaba conmigo prisioneros....Hice decir a uno de los interpretes, el que me pareció mejor para el caso, que lo dejaría en libertad y lo haría acompañar a través de la tierra enemiga hasta sus limites, y le haría además regalos, si hablaba fielmente a los Zaguas en las palabras que yo le ordenara para traerlos a la paz... todo lo cual me prometió y cumplió después.

Dejé en libertad a cinco personas de los Zaguas que habíamos capturado, quedando en mi poder los principales y el cacique para que los indios ofrecieran menos resistencia... les entregue algunos regalos para los caciques circunvecinos, pidiéndoles de mi parte la paz y paso libre...y diciéndoles que vinieran al pueblo...para que me vinieran a visitar....vinieron algunos caciques y por la tarde cerca de las cuatro, unas ochocientas personas hombres y mujeres, que habitaban dos o tres millas a la redonda, y que llevaban algunas cañas en la mano, en vez de armas como acostumbran a hacer en prueba de amistad. Trajeron también algunos regalos de oro y las necesarias provisiones y caza...en los cinco días que tarde en atravesar esta nación y su territorio fui recibido amistosamente y de buena fe.. el ultimo día del dicho mes de octubre llegamos a un pueblo llamado Cazaridi, que es la ultima de esta nación. Calculamos una distancia de setenta y tres millas desde la ciudad de Coro, de la que habíamos salido para efectuar este viaje,
entre montañas tan ásperas como nunca las había visto antes bien lo puedo escribir. Tuvimos que atravesar con los caballos por lugares y pasos por donde jamás pasó caballo alguno, y especialmente por la nación de los Coyones, que como he dicho quedó enemiga nuestra, porque nos faltó su ayuda para abrir caminos, teniendo que hacerlo los mismos cristianos....

La siguiente imagen da las cuentas de 73 leguas" o millas" que dan 292 kilómetros saliendo de Coro, se puede correr esta cuenta al oriente o al oeste y da igual la distancia, el lugar por el que me inclino al oeste del Portuguesa, es porque los Zaguas están señalados por otras crónicas y expediciones incluida la segunda de Federmann como propios del río Tocuyo y que verán más adelante.

federman_73millas
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Sigue Federmann:

Aunque teníamos cerca de doscientos cincuenta indios hombres y mujeres, que llevaban nuestras provisiones, munición y otras cosas que nos servían para la defensa, hubiéramos necesitado muchos más para alivio de los cristianos. Sin aquellos resultaba penoso continuar adelante, y si estas condiciones hubieran durado más tiempo, nos hubiesen ocasionado mucha fatiga y proporcionado un trabajo insoportable. Pero a tres millas de este pueblo o aldea, llegamos como se vera, al final de esta montaña, comenzando una tierra llana y una de las mas bellas que había visto en Indias, ocupada por la nación o pueblo de los Caquetíos.

Cuando los Zaguas nos dieron esta noticia nos sorprendimos mucho y no quisimos creerla, pues dudamos de que, aunque tuvieran el mismo nombre de Caquetíos, hablasen el mismo idioma de los indios de Coro de donde habíamos salido; pues, como he dicho, estábamos alejados unas setenta y tres millas de ellos y habíamos atravesado cinco naciones, cada una de las cuales hablaba su propio idioma.

Fue un hecho que nos alegro mucho, como suele suceder con lo increíble, pues bien podéis imaginaros conque dificultades nos habíamos entendido con los indios hasta llegar al país de los Caquetíos, porque para el primer idioma, el de los Caquetíos tenía yo dos cristianos e intérpretes de confianza que conocían bien la lengua; y después entre los Xideharas, tuve que hablar por medio de dos intérpretes; con los Ayamanes, de tres; con los Coyones, de cuatro y con los Zaguas, a través de cinco personas. Por esto es indudable que antes que uno comprendiera al otro y trasmitiera hasta el quinto lo que yo había ordenado, añadía o quitaba algo, de modo de que de cada diez palabras que yo decía apenas una llegaba tal como yo deseaba, de acuerdo con nuestras necesidades; lo que yo consideraba una gran dificultad y lo que impedía frecuentemente descubrir muchos secretos de la tierra, objeto principal de nuestro viaje. Las antedichas naciones de Xideharas, Ayamanes, Coyones y Zaguas comen todos carne humana y son enemigos unos de otros....

(de la página 64 a la 87)..cuando salimos, como queda dicho, del último pueblo o nación de los Zaguas y nos aproximamos a una milla de los Caquetíos, que habitaban una tierra llana y de quienes nos habían dicho los Zaguas que formaban un pueblo numeroso y muy guerrero, llegamos a sus poblaciones situadas en una bella sabana, como he dicho antes, en las márgenes de un gran río, donde pudimos ver una veintena de pueblos

Acampamos allí, deliberando cómo debíamos emprender la acción... .. Y ciertamente, todas las naciones antes citadas habían sido obligadas por ellos a vivir en la montaña para ser los únicos en poseer y gobernar la llana y muy fértil tierra, Estos Caquetíos no habitan la montaña en parte alguna, ni aquí, ni en los alrededores de Coro, sino que ocupan la mejor y más fértil y llana tierra y no soportan a ninguna otra nación en la llanura.

Nos pusimos a deliberar larga y plenamente sobre lo que más convenía para nuestra seguridad y tomamos la decisión de no asaltar a estos indios, como lo habíamos hecho con otros, pues eran muchos y nosotros pocos para poder vencerlos, sino enviar a un indio Caquetíos, que había salido con nosotros de Coro, y a algunos Zaguas de los últimos pueblos de esta nación que contratan y hacen comercio de sal con aquellos pacíficamente, con algunos regalos para los cacique, a fin de avisarles nuestra llegada y de la causa de nuestro viaje, y también para decirles que si querían ser nuestros amigos, fueran a buscarnos y confirmar las paces conmigo....

A la mañana siguiente vinieron mis enviados con algunos indios Caquetíos, en numero no superior a cuarenta. Trajeron alguna caza y vituallas y me dijeron que sus caciques nos esperaban en los pueblos, deseando tenernos por amigos....se ofrecieron a esperarnos y a acompañarnos para enseñarnos el camino, lo rechace cortésmente, para poder enterarme en su ausencia por mis enviados, de la intención que tenían estos Caquetíos...

Hecho esto, no pude averiguar otra cosa sino que no teníamos que temer de ellos traición ni enemistad alguna: porque el Caquetíos e intérprete a quien, como he dicho, traje conmigo de Coro a quien envíe a estos, había elogiado grandemente según dijo, el buen trato y benevolencia que mostrábamos para con todas las naciones que aceptaban nuestra amistad y daban pruebas de ella con hechos y dadivas, y el poderío y fuerza que habíamos usado contra aquellos que nos resistieron; por lo cual decidieron ser nuestros amigos y darnos lo necesario. Hice un regalo al indio y lo declaré libre, porque hasta entonces había sido regalado por mi para servir a un cristiano...

federman_portuguesa_guanare
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Sigue Federmann:

...Cuando alcancé el primer pueblo o aldea de esta provincia de Variquecemeto, encontré allí gran número de indios, aproximadamente unos cuatro mil, gentes bien proporcionadas y fuertes, por quienes fui bien recibido.. Permanecí en sus pueblos, en numero de 23, situados a orilla de este río, durante 14 días, para visitarlos y tratar de hacerlos amigos, y también para averiguar los lugares que teníamos que atravesar en la continuación de nuestro viaje. En todos estos pueblos o aldeas de esta provincia de Variquecemeto nos dieron muestras de buena amistad y nos hicieron regalos sin obligarles a ello, sino por su propia voluntad y por valor de tres mil pesos de oro, pues son gente rica que tratan, trabajan, elaboran y venden oro. y se les hicieron regalos de objetos de hierro, tales como picos, hachas, cuchillos y cosas semejantes que necesitan, se podría conseguir mucho oro y enormes riquezas; lo que es obvio ante la gran cantidad de regalos que nos hicieron voluntariamente y tan solo para probar su generosidad y no por temor, como habían hecho otras naciones por donde habíamos pasado......

Como pudimos apreciar no nos tenían miedo, pues como he dicho, estaban conscientes de su fuerza, creo que en estos 23 pueblos podrían reunirse en medio día treinta mil indios guerreros que se dedican a la guerra y se ejercitan con ella.. en esta provincia oí hablar del otro mar, que llaman del Sur o Mediodía, que era precisamente el que queríamos alcanzar y que, como ya he dicho antes era la causa principal de nuestro viaje: pues allí era donde esperábamos encontrar más que en ningún otro lugar grandes riquezas en oro, perlas y piedras preciosas....

En los 14 días que estuve en esta provincia, enfermaron cerca de sesenta cristianos, de los cuales algunos no podían continuar el viaje a caballo ni a pie. .... hice llevar a algunos de los enfermos en hamacas, para lo cual utilicé algunos indios de nuestra tropa, haciendo explicar a los indígenas los hacíamos llevar por ser grandes señores; a otros los hicimos cabalgar, haciendo desmontar a los sanos a quienes pertenecían los caballos, y montar a los enfermos, unos después de otros. Así disimulábamos en lo posible ante los indios para que, ya que nos creían inmortales, también nos consideraran inmunes a las enfermedades.....emprendí el viaje el la dicha forma, más como gitanos en inválidos que como gente de guerra.

Desde estos pueblos fuimos acompañados por doscientos indios que debían llevar nuestro equipaje y enseñarnos el camino hasta llegar a la vista de los pueblos de sus enemigos, que pertenecían a otra nación llamada Cuybas. Les prometí que a la vuelta, para su seguridad, les haría acompañar a través del país de sus enemigos, pues, como habéis oído antes, nuestros indios cargueros se hallaban ocupados en llevar a los enfermos. Pero al permitir a los indios que llevaban nuestro equipaje que se adelantasen, sin preocuparnos de ellos y sin sospechar engaño alguno por su parte, pensando que marchaban tan apresuradamente con el fin de librarse lo antes posible de la carga, ya que iban muy cargados, sucedió que, después de haberla llevado una dos millas solamente, la dejaron en medio del campo y se volvieron...escogimos pues lo mas indispensable repartiéndolo entre los cristianos y el resto lo hice enterrar fuera del camino, hasta la vuelta, pues no teníamos medio de transportarlo. Así se fugaron, como he dicho, los indios que tenían que indicarnos el camino; pero afortunadamente un muchacho y una mujer indiana, que no pudieron acompañar a los indios fugitivos, se quedaron con los cristianos, La india conocía un poco la lengua de los Cuybas, aunque no admitía saber el camino..

No concuerdan ninguna de las rutas establecidas hasta el momento, que ubica al actual Barquisimeto como el punto de llegada a los Caquetíos, no corresponde en lo absoluto ese valle con la topografía descrita, los días y distancias que tenemos muy detallados en el diario.

Esta nación como describe el mismo Federmann se extendió por muchos lugares, es muy posible que fuera Caquetíos el actual valle de Barquisimeto, como el Valle de las Damas, de la misma forma pudieron estar asentados en toda la región que humildemente sugiero en la próxima imagen,
más acorde con la descripción de: "comenzando una tierra llana y una de las mas bellas que había visto en Indias" dice el título que presenta a la nación Caquetíos:

"Ha obligado a todas las naciones circunvecinas, merced a su poderío, a abandonar el Llano y a retirarse a las montañas para poder poseer sola la más bella Llanura y el lugar más fértil".